¿Por qué usamos una misma palabra para referirnos a formas tan distintas, e incluso incompatibles, de movilizar a la gente?
Los esquimales cuentan con cientos de palabras diferentes para identificar y distinguir las múltiples variaciones, estado y características del hielo. Les va la supervivencia en ello. Y si el liderazgo en las sociedades modernas se ha convertido en asunto de vida o muerte, no entiendo porqué seguimos transitando con un solo verbo de acción para transitar por tan escarpado terreno.
Liderar desde arriba, desde abajo, hacia arriba, hacia abajo, bien, mal; liderar negocios, equipos deportivos, empresas, centros educativos, pequeñas o grandes organizaciones; liderar para ganar, para perder, para robar, dar, recibir, liberar, someter; liderar para vivir, matar, dañar, redimir… Todas estas variantes debieran contar con verbo propio o con al menos un mero matiz lingüístico para distinguir maneras de movilizar.
El lenguaje no nos ayuda en este asunto, al menos a mí. Esta indeterminación acarrea 5 beneficios a los más avispados:
- No importa si fabrico armas o educo niños: en ambas organizaciones hay personas que lideran.
- No importa si mi objetivo es deforestar el amazonas o generar información profesional: todos los objetivos requieren de líderes.
- No importa si el líder es ejemplar o nefasto.
- No importa si lidero para construir o para destruir.
- No importa si aporto valor o basura.
¿No es momento de enriquecer el lenguaje y dar vida a la inabarcable cromática del verbo liderar?