Fiber optics background with lots of light spots

En esta primera semana de abril comparto una recomendación para impulsar la profesionalización de los empleados en las empresas. Y no vengo a hablar de FORMACIÓN, sino de algo mucho más sencillo, barato, efectivo y natural: vengo a hablar de APRENDIZAJE. Reconozco mi osadía al pretender escribir sobre algo tan magnífico y misterioso, pero no imagino desarrollar una organización genuina sin antes ofrecer una manera de entender y vivir este concepto.

Aquí van algunas conclusiones a las que he llegado tras años de experiencia profesional:

  1. Se puede saber algo nuevo sin que ello suponga aprendizaje alguno, y puedo aprender sin saber que lo he hecho.
  2. Sé cosas y aprendo cosas, pero no necesariamente sé lo que aprendo ni aprendo lo que sé.
  3. Formarse y aprender son cosas tan distintas que pocas veces he aprendido lo sustancial formándome, pero cada minuto de mi vida me he formado aprendiendo.
  4. En la formación puedes acabar sabiendo cosas y, sin embargo, no haber aprendido nada en absoluto.
  5. No siempre sabe uno cuándo va a aprender, y mucho menos lo que será aprendido. El aprendizaje es propiedad de uno, y uno no siempre sabe lo que sabe, y menos lo que aprende ni cuándo lo aprende.
  6. En el aprendizaje hay mucho de construcción propia, de derechos de autor, de copyright. A veces uno pone para aprender y a veces uno aprende desde la sorpresa de verse actuar y decir cosas impensables hace bien poco.
  7. El aprendizaje es un animal inquieto que nunca sabes del todo por dónde anda, en qué se ha fijado, qué te va a traer o dar, con qué te sorprenderá.
  8. El aprendizaje tiene algo de ilícito, de fugitivo, de francotirador, de clandestino.
  9. El aprendizaje es un fan de los escenarios inciertos, de los dilemas. Al aprendizaje le mola afrontar aquello para lo que no se está del todo preparado.
  10. Hay otro elemento en el proceso de aprendizaje que no quiero desdeñar: el silencio que acompaña a la observancia, a la atención devota e inconsciente de lo que ocurre a nuestro alrededor. Hay silencio en el aprendizaje. Y también reposo.
  11. La formación trae a tu mundo un conocimiento domesticado, comprendido previamente por otros, preparado por otros. La formación es de quien la transmite, no de quien la recibe, te la da en principio para que la difundas, no para que la cuestiones. El formador esparce su saber pero sigue intocado. No hay vaciamiento, sino replicación.
  12. Si lo que otros preparan para nosotros fuera suficiente estaríamos en el principio del fin de la supervivencia del ser humano al considerar que todo lo que uno necesita otros lo saben. El aprendizaje sumiso es el fin del aprendizaje.

Invito a las empresas a que aboguen por el tándem experimentaraprender dejando en segundo plano al binomio predominante hasta ahora y que ha dado resultados desiguales: formarse y saber.

Y para quien tenga dudas en la elección, que piense qué hubiera ocurrido si hubiera depositado en la actividad formativa toda la responsabilidad de aprender. Yo al menos jamás hubiera recibido ninguna de las lecciones incluidas en este artículo.